¿Qué dice la ciencia sobre la etapa de gestación?

¿Qué dice la ciencia sobre la etapa de gestación?

La maternidad conlleva una serie de adaptaciones biológicas, psicológicas, conductuales y sociales dirigidas a garantizar la supervivencia del recién nacido y de la madre.

Numerosos estudios científicos confirman la importancia de regular el cuidado de la gestación en las embarazadas.

¿Qué dicen los estudios al respecto? 

●      A lo largo del embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta cambios equiparables a los de la adolescencia con la diferencia de que se producen en meses.

●      El incremento de los estrógenos puede dar lugar a cambios en la capacidad del cerebro para aprender y tomar decisiones. También es capaz de producir un efecto positivo en el estado de ánimo y el bienestar emocional.

●      Con respecto a la progesterona, los estudios indican que genera un aumento en la expresión de proteínas del citoesqueleto (entramado de proteínas que proporcionan soporte interno a la célula) de la región del hipocampo. Esto puede implicar una mayor plasticidad de las sinapsis, las conexiones entre las neuronas.

●      Entre los cambios observados en el cerebro de la mujer embarazada se incluye una reducción del volumen de la sustancia gris, la zona del cerebro formada principalmente por los cuerpos neuronales. Además, aumenta el ancho de los surcos y el tamaño de unas cavidades llamadas ventrículos, al tiempo que disminuye el espesor y la superficie de la corteza. Sin embargo, tras el nacimiento del bebé se revierten esas modificaciones y vuelve a crecer el cerebro. Si bien la pérdida de materia gris parece a primera vista perjudicial, supone todo lo contrario: esta merma puede representar un ajuste fino de las conexiones.

●      Tras la concepción, los órganos de la madre emigran a otras regiones, se amontonan unos contra otros para dejar espacio al cigoto, que se desarrolla a velocidad de vértigo con una serie de mecanismos de diferenciación y proliferación celular, y se transforma en un organismo complejo, con tejidos altamente especializados: el bebé.

 

También se observan cambios emocionales, que se traducen en variaciones bioquímicas, ya que las emociones se asocian con la segregación de hormonas específicas. Eso no quiere decir que la madre tenga que pasar por el embarazo sin sentir o sintiendo sólo cosas positivas. Hay que sentir felicidad, pero también estrés, todo en su justa medida, porque ambos son necesarios. El problema radica en cuando las negativas se cronifican –señala Enrique García, experto en psicología perinatal–. No es malo que la madre se enfade, pero sí que lo esté todo el día, todos los días. La educación emocional del niño empieza en el útero”.

Gestos tan habituales en las embarazadas como tocarse la barriga, acariciarse, el feto recibe una experiencia positiva sensorial; conecta con la madre y se produce una respuesta bioquímica de placer, que se traduce en la segregación de hormonas que ayudan a establecer ese vínculo entre ambos.